Si estás empezando en este mundo y ya llevan un par de encuentros, seguro que ya has sentido ese pellizquito en el estómago cuando tu partner se ríe un poco demasiado con otra persona. ¡Sí, estamos hablando de los celos! Pero tranquilo, no eres el único. Los celos son como ese amigo pesado que se aparece en la fiesta sin invitación, pero con las estrategias correctas, puedes mandarlo a volar y seguir pasándolo bien. Aquí te dejamos algunos tips para manejar esos sentimientos y mantener tu relación más sana que nunca.
1. Los Celos No Son el Enemigo (Solo un Invitado Molesto)
Primero, acepta que los celos son normales. Hasta el swinger más pro puede sentirlos de vez en cuando. La clave está en no dejar que te dominen. Imagínate que los celos son como un mal chiste: si le das demasiada atención, se pone peor. Así que, cuando aparezcan, respira hondo y recuerda que estás aquí para pasarlo bien, no para sufrir.
2. Habla, Habla y Vuelve a Hablar
La comunicación es todo. Si sientes celos, no te lo guardes como si fuera un secreto de estado. Cuéntale a tu partner cómo te sientes, pero sin dramas. Un “Oye, me dio un poco de cosa cuando te vi tan entusiasmado con esa pareja” es mucho mejor que un silencio incómodo. Y ojo, escúchalo a él también. Quizás él también tiene sus propios pellizquitos.
3. Límites Claros, Relación Feliz
Antes de meterse en cualquier jueguito swinger, pongan sus reglas en la mesa. ¿Qué está bien y qué no? ¿Hasta dónde quieren llegar? Esto es como ponerse de acuerdo en quién lava los platos: si no lo aclaran, alguien va a terminar enojado. Y acuérdense de revisar estos límites de vez en cuando, porque las cosas pueden cambiar.
4. Toma un Break si lo Necesitas
Si los celos se ponen intensos, no hay drama en tomarse un descanso. El swinging no es una carrera, y a veces un tiempo fuera puede ayudar a resetear la mente. Piensa en ello como un recreo: te tomas un juguito, respiras y vuelves con más ganas.
5. Reconecta con tu Partner
Después de una noche swinger, dediquen tiempo para ustedes. Puede ser una cena piola, una peli en casa o simplemente acurrucarse. Esto les recordará que, al final del día, son un equipo. Como dicen por ahí, “el amor es como el vino: hay que cuidarlo para que no se ponga agrio”.
Los celos y los límites emocionales son parte del paquete, pero no tienen que arruinar la fiesta. Con comunicación, respeto y un poco de humor, puedes manejarlos como un campeón. Recuerda: el swinging es para disfrutar, no para complicarse. ¡Así que a seguir rockeando, swingers!
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